miércoles, 21 de octubre de 2009

Calderón le teme al déficit presupuestal

China, Brasil, entre otros países, están saliendo más rápido de la crisis y sacando provecho de ella. México se queda atrás porque, además de que las tan cacareadas y esperadas reformas estructurales no han llegado (ni llegarán, como dijo Don Teofilito), se han endeudado para invertir en infraestructura como si se fuera a acabar el mundo, siguiendo la fórmula keynesiana conocida hasta por los niños de kinder.
Pero Calderón no quiere pagar los costos políticos que ello conlleva: endeudamiento, inflación y la presidencia de la república. Anunció con bombo y platillos un Plan Nacional de Infraestructura que nunca funcionó porque las licitaciones no salieron por cuestiones burocráticas; se anunció la construcción de (creo) cuatro refinerías y aún no se arranca con la primera porque todo terminó en una pasarela política para los gobernadores; se anunció la deschatarrización del parque vehicular y aún no hay resultados visibles porque la Secretaría de Economía no fue clara en las bases y ni los concesionarios la entendieron, y la puntilla, en lugar de ampliar la base fiscal y disminuir la evasión "legal" del pago de impuestos, bajo la figura de la consolidación fiscal, aumenta la tasa del IVA, del ISR y grava las telecomunicaciones y el internet http://www.cnnexpansion.com/economia/2009/10/21/el-ieps-ampliara-la-brecha-digital.
http://www.cnnexpansion.com/economia/2009/10/20/mexico-sube-impuestos-a-contracorriente
¿Para quién trabajas, Felipe?

Sistema educativo en México

Ahora trabajo como profesor en una universidad muy especial (www.usn.edu.mx). Lo especial radica en su sistema educativo, alejado del ya conocido al grado que para los novatos puede constituir un choque cultural muy grande. La diferencia radica en que contrariamente al modelo educativo tradicional en donde el maestro llega a pararse frente al grupo y suelta su clase a un grupo de alumnos adormilados, en este caso son ellos los que preparan la clase y la dan a los alumnos, a quienes se les invita a participar en clase contradiciendo o apoyando su exposción. El profesor únicamente se convierte en un guía u orientador para los alumnos que de esta manera, al menos en teoría, se ven obligados a estudiar y no llegar como un recipiente vacío a tomar apuntes o dictado.
Al principio, debo confesarlo, la idea me chocó bastante, pues de entrada no entendí cómo es que los chicos debían preparar una clase sobre un tema que no conocen, y desde luego los alumnos deben "mentalizarse" a esta nueva forma de aprender, pero ya han pasado dos meses y ya le tomé gusto a todo el sistema, aunque ha sido a base de sangre, sudor y lágrimas de los educandos, que llegan sin sus tareas preparadas o las llevan hechas pero no listos para defenderlas ante el grupo, lo que significa en pocas palabras que es como si no la hubieran hecho.
Y es que para todos es sabido que nuestro sistema educativo está rebasado y no sirve sino para crear gente sin iniciatva, apática y sin futuro. Desde hace tiempo he visto reportajes del modelo educativo en Finlandia, país con un nivel de vida superior al de Estados Unidos, incluso, y ví que este modelo del que hablo ha sido trasplantado a escuelas de México (creo que una está en Sonora), con un éxito sin precedentes, pues los alumnos discuten y aprueban proyectos de investigación, desarrollan robots, programas informáticos, etcétera, y sin depender de un examen en donde se "califica" a los alumnos con base a preguntas de falso o verdadero.
Seguramente en otras universidades del país se trabaja de esta manera, pues tengo entendido que el Politécnico y la UNAM, desarrollan muchos proyectos de los alumnos que han ganado premios internacionales, pero pienso que ahora debe darse el cambio en la primaria y secundaria, para que cuando los jóvenes lleguen al nivel superior no sufran lo que sufren mis alumnos o lo que sufre Elba Esther silabeando e-pi-de-mio-ló-gi-co.

jueves, 1 de octubre de 2009

De los Juanitos que abundan por la vida...

El caso de Juanito, que no el fenómeno de Juanito, es lamentablemente, de lo más común en México. Todos tenemos o conocemos un Juanito en nuestra escuela, trabajo, colonia, club, etc. Son esos personajes que se dicen o creen labiosos, vivillos, porque envuelven en papel celofán sus tonterías y las presentan como si fuera el hilo negro; porque entre gente de pocas miras cualquier persona que dice lo que la gente quiere escuchar "es un valiente"; porque nos gusta creer que hay gente valiosa entre nosotros, despreciada por lo poderosos, en fin, pare usted de contar.
Pero Juanito, el que hoy hizo su berrinche durante su toma de posesión, y maldijo al PT, partido administrado por Andrés Manuel López Obrador, no era más que un monigote que cual Pinocho, quiso tener vida propia y no depender del titiretero que lo utilizó sin mostrar o aparentar ética alguna, porque "el fin justifica los medios".
Esa es la clase de políticos que pululan en la administración pública.