martes, 21 de julio de 2009

Influenza humana y economía.

Aunque es una verdad de Perogullo eso de que lo que sucede en un lugar lejano tiene repercusiones en todo el mundo de la manera más insospechada, no deja de asombrar cómo algo tan minúsculo como el virus de la influeza humana dio al traste con la industria turística del país, con su respectiva reacción en cadena con las líneas aéreas, restaurantes, discotecas, cines, teatros, museos y hasta el vendedor de jícama con chile en la playa vio mermada sus ingresos. Mucho se criticó al Presidente respecto a las medidas tomadas por la emergencia sanitaria, porque, dicen "sobre actuó" y le dio la puntilla a una economía moribunda por la crisis financiera global, pero creo que a la luz de lo que actualmente parece estar sucediendo en Argentina, el haber paralizado la economía durante tantos días, no fue tan malo, pero lo que faltó por parte del equipo del Ejecutivo fue qué hacer al día siguiente.
Debieron ser muy ingenuos e irresponsables los asesores que no pensaron que los restaurantes y hoteles seguirían vacíos semanas y meses después de declararse terminada la emergencia "e-pi-de-mio-ló-gi-ca" diría Elba Esther, a menos que el gobierno reposicionara la marca México, como se hizo en Canadá con motivo de la epidemia del SARS. ¿Acaso creyeron que en este mundo globalizado los europeos regresarían en tropel a Cancún cuando los que introdujeron el virus en ese continente lo llevaron de aquí?

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