miércoles, 26 de agosto de 2009

Mañana, ocho días

Desde los primeros minutos, pienso, comenzaron a correr rumores acerca de el o los autores intelectuales del homicidio de Armando Chavarría. Obvio decir que muchos de esos dedos flamígeros que se extendieron van dirigidos a Casa Guerrero (incluso así lo dice Proceso), aunque es menester aclarar que en México tenemos la "cultura" de pensar en complots para todo, así que la responsabilidad que le atribuyen al Gobernador Zeferino Torreblanca es más que todo fruto de la indignación y no porque haya elementos que así lo indiquen.
Lo malo de esto es que quiérase o no la investigación, por muy certera y honesta que sea, quien la realice, estará marcada por la sospecha, porque el problema de fondo va más allá de averiguar quién y por qué eliminaron al Diputado Chavarría, sino que se trata de la sempiterna desconfianza hacia las autoridades, del partido que sean.
Esa desconfianza se la han ganado a pulso, hay que decirlo, pues la historia está repleta de ejemplos de cómo la gente en el poder tergiversa todo con tal de salirse con la suya, pues es más valioso conservar el poder que ejercerlo responsablemente y por ello nadie cree en las elecciones, en que no va a subir la gasolina, en que estamos saliendo de la crisis, etc.
Ante esto lo trascendente es cómo ganarse la confianza de la sociedad y quién y cómo lo hará.

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