viernes, 21 de agosto de 2009

¿Qué pasa en Guerrero?

Ayer, al gual que muchos guerrerenses, no podía dar crédito a lo que lo que nació como un rumor a eso de las ocho de la mañana, y que más tarde se confirmaría como un verdadero terremoto político por sus alcances y repercusiones nacionales e incluso internacionales.
El asesinato de Armando Chavarría no viene sino a darle la puntilla a un gobierno de por sí desacreditado, de baja aprobación ciudadana y calificado ya como un verdadero desastre, casi comparado con el de Fox a nivel federal.
El Gobernador Zeferino Torreblanca causó muchas expectativas a su inicio. Los que pensamos que el estado de las cosas iban a cambiar, nos equivocamos. Sus críticos tempranos, grupos de poder al interior del PRD, sostuvieron que al incluir priístas en su gabinete le daba la espalda a la lucha de izquierda, pero él se sostuvo; a los señalamientos de insensibilidad, él reivindicó su postura como novedosa, y se sostuvo; a las ineficiencias en su gabinete respondió que sus críticos estaban "dolidos", y se sostuvo. Empeñado en construir y fortalecer su proyecto político, abandonó a quienes lo apoyaron desde su exitosa gestión municipal en Acapulco y no paró mientes en sacrificar su ya mermada credibilidad, para autoproclamarse como el único estadista de la entidad.
Ahora, con el asesinato de Armando Chavarría, en quién podría haberse apoyado para reconstruir la relación con el PRD, enfrentará además la sospechas de aquellos grupos que tradicionalmente sueltan declaraciones-bomba y no tardarán en hacerle esos señalamientos temerarios en el sentido de que al menos es políticamente responsable por lo sucedido.

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